Los salones de estilo colonial tienen una capacidad innata para ofrecer calidez y confort a la estancia de relax, ocio y esparcimiento por antonomasia dentro del hogar. Por ello y por la atemporalidad que posee este estilo, el mueble colonial es siempre una apuesta segura tanto en salones grandes como en pequeños.
Si bien es cierto que cada casa es un mundo que siempre se ajusta en mayor o menor medida a la personalidad de su propietario/a, también lo es que podemos establecer una serie de claves o patrones a tener en cuenta en los salones de estilo colonial:
- La madera como materia prima. La madera en sus distintas variedades (con especial predominio en los últimos tiempos de la madera de mindi) es sin duda el material estrella de los salones coloniales, que encuentra en ella una materia prima perfecta sobre la que asentar la base de la estancia.
- Predominio del color nogal, sin cerrarse a otros barnices cálidos. Generalmente acabada en nogal más bien oscuro, también puede ser de color nogal claro o incluso roble, así como de todas las tonalidades de gama cálida existentes entre medias. Asimismo, lo habitual es que la madera presente los nudos y vetas propios de la misma, una característica que realza el encanto y belleza natural de los muebles.
- Formas sobrias y elegantes. Los muebles de estilo colonial suelen estar realizados con formas rectas y sencillas con el fin de prestar una cierta ligereza visual al ambiente que, en cierto modo, compense una hipotética ‘oscuridad’ producida por el color nogal, quedando las líneas sinuosas para las piezas coloniales de vertiente más clásica.
- Grandes ventanas para potenciar la luz natural. Al contrario de lo que muchos tienden a pensar, colonial no es sinónimo de oscuro o lúgubre, ni mucho menos. De hecho, en estos salones son frecuentes los grandes ventanales que facilitan la entrada de luz natural en la estancia y potencian la siempre agradecida luminosidad de dicho espacio, así como una fabulosa sensación de amplitud.
- Todo por y para la funcionalidad. Los salones coloniales son bonitos, sí, pero también muy funcionales. No son tan recargados como los rococó ni tan livianos como los minimalistas, lo que los sitúa en un punto intermedio ideal, ya que fomentan un cómodo paso entre sus distintos muebles y elementos, y al mismo tiempo ofrecen un siempre interesante y necesario espacio de almacenamiento. De esta forma, no es raro encontrar en estos salones, por ejemplo, amplias consolas con cajones y armarios, mesas de centro elevables con un práctico hueco debajo de su tapa, mesas de comedor extensibles, etc.
- Artículos decorativos: ni muchos ni pocos. Al hilo de lo comentado en el anterior punto, la sensación de confort "pide" la presencia de algunos artículos decorativos que nos hagan sentir bien (una o varias fotos especiales, un recuerdo de un viaje, una figura, etc.), pero obviamente sin pasarse. Como hemos dicho antes: ni rococó ni minimalismo.
- Verde, que te quiero verde. La presencia de una o varias plantas sobre una rinconera o mesa auxiliar dará un toque de colorido y frescura al salón. Pruébalo, seguro que te sorprende su resultado.
- Textiles claros y ligeros. Con el fin de ofrecer un atractivo contraste con la solidez y tono de los elementos principales, los salones de estilo colonial se prestan a la presencia de textiles de tonos más bien claros (blancos, crema, beige, etc.) y visualmente ligeros, con diseños lisos y realizados en materiales como el lino o el poliéster. De esta forma, las alfombras, cojines, cortinas y tapizados pondrán la guinda de oro a la decoración de un salón de estilo colonial como mandan los cánones.
No obstante, recuerda que estas claves son solo el punto de partida. A partir de ellas, te animamos a buscar fuentes de inspiración y dejar volar tu imaginación para crear un salón colonial totalmente adaptado a tus gustos y necesidades.