Un entorno adecuado hará mucho más agradable y llevadero nuestro día a día en el trabajo. No es lo mismo pasar ocho horas diarias en un espacio pequeño, desordenado y con poca luz que hacerlo en un lugar amplio, iluminado y con muebles y complementos adaptados a nuestros gustos y necesidades.
Es obvio que, por una simple cuestión de presupuesto, no podemos plantearnos una decoración al estilo de las oficinas de Google, con cientos y cientos de metros cuadrados repletos de toboganes, hamacas, mesas de billar y muebles vanguardistas, pero sí podemos crear un lugar de trabajo atractivo a la par que cómodo y ergonómico sin necesidad de invertir mucho dinero.
Para ello, lo primero que necesitaremos es una buena mesa de oficina. Existe un sinfín de posibilidades para elegir, dependiendo del tamaño y material que necesites. Algunas incorporan cajones y estantes para ayudarnos a mantener el orden en el lugar, aunque en la actualidad se imponen cada vez más las mesas de cristal de diseño sencillo por su ligereza visual. En cuanto a la silla, es recomendable priorizar la comodidad a la estética, ya que sobre ella pasaremos una gran cantidad de horas sentados. Nuestra espalda acabará agradeciéndolo. En este sentido, las sillas o sillones de dirección son la mejor opción. Además, si solemos recibir visitas y disponemos de espacio suficiente, podemos añadir alguna silla extra y/o sofá para agasajar a los invitados.
Los muebles auxiliares con estantes también juegan un papel importante en la decoración del despacho u oficina. Colocadas junto a una pared o en mitad de una estancia, a modo separador de ambientes, nos ayudarán a almacenar cómodamente documentos, ficheros, etc.
Para hacer más atractiva la decoración, podemos añadir a la mesa un portarretratos con fotos de nuestra familia o amigos, o incluso una pequeña caja decorativa en la que guardar objetos especiales para nosotros. También podemos colocar una o varias plantas, que además de prestar alegría y colorido, incrementarán la sensación de bienestar y contribuirán a reducir el estrés en la oficina.
En cuanto a las paredes, lo ideal es elegir colores que nos hagan sentir bien y, al mismo tiempo, ayuden a trabajar de forma más eficiente. El azul suele ser por lo general una buena opción. No obstante, si nuestro trabajo resulta algo estresante, un tono gris o verde nos ayudará a relajarnos, mientras el naranja o el morado fomentan la creatividad. Por último, evita cargar la pared de cuadros. Con uno o dos será suficiente para poner la guinda perfecta a la decoración.