A todos/as nos gustan los azulejos bonitos para decorar la casa, pero ¡cuidado! Elegirlos en base únicamente a su apariencia puede resultar un error del que quizá llegues a arrepentirte a largo plazo. Por ejemplo, a priori puede parecer muy elegante instalar un muro de baldosas de piedra en el baño, pero el alto nivel de humedad que suele tener este espacio puede llevar a la aparición de moho, y esta opción es una de las más costosas en lo que a su limpieza se refiere, hasta el punto de que en algunos casos tener que librar auténticas batallas para hacer que la piedra siga luciendo como nueva al cabo de un tiempo.
Por lo tanto, la elección e instalación de un azulejo u otro debe estar basada en una perfecta combinación de estética y funcionalidad. Esto significa que a veces hay que saber aceptar que el modelo de azulejo que más te gusta no es el adecuado para el espacio en el que va a ir colocado. Por lo tanto, te recomendamos que no te apresures a la hora de tomar una decisión. Tener claro el dónde y el para qué es absolutamente fundamental antes de comenzar a buscar diseños y texturas. Pero no solo eso, repasemos los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de comprar tus baldosas o azulejos.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir las baldosas del hogar.
Durabilidad: es esencial elegir un material que pueda resistir el desgaste y durar muchos años. No todos los materiales son duraderos. Si la piedra es natural, se manchará y patinará. Del mismo modo, el mármol suele astillarse a largo plazo. Mucho ojo con esto.
Ubicación: la habitación donde va a colocarse el azulejo puede ayudar a acotar las opciones. El baño y la cocina requieren un material impermeable como la cerámica o el vidrio para las paredes. Sin embargo, también puedes optar por ciertas baldosas de piedra que funcionan bien en zonas de bastante humedad. Los suelos necesitan materiales más duraderos, ya que tendrán que soportar todo nuestro peso y el de los muebles, por lo que los cerámicos y los porcelánicos son los más recomendables.
Tamaño: las baldosas grandes pueden hacer que la habitación parezca más grande, ya que hay menos líneas de corte visibles que rompan su patrón. En cambio, los azulejos pequeños pueden funcionar bien contra las manchas y salpicaduras, así como en casas históricas, en las que contribuirán a que las habitaciones luzcan con carácter y más naturales.
Estilo: los azulejos mate o con textura resultan menos resbaladizas en comparación con los que tienen acabados lisos o brillantes, algo a tener muy en cuenta en el baño y la cocina, donde hay más humedad. Asimismo, la textura también puede tener cierto valor estético. Por ejemplo, un mosaico que integre patrones y texturas brindará estilo a cualquier habitación. Si a este se le añade una lechada contrastante, conseguirás un resultado muy atractivo.
Lechadas: para despistados/as, cabe decir que la lechada es la masa de agua y cal, cemento o yeso que se emplea para unir los azulejos. Un color cercano al de la baldosa hará que la lechada sea casi imperceptible, lo que facilita que la instalación de las baldosas se vea más compacta, mientras que si optas por una lechada con un color de contraste, destacarás más cada baldosa. Todo depende del efecto que busques y del modelo de mosaico que elijas. Considera la lechada como un elemento más del diseño y no como una decisión de última hora. Se puede crear lograr un resultado impresionante con la opción de lechada correcta... y viceversa. ¡Suerte!