El movimiento grunge se inició en Estados Unidos a principios de los años 90 a raíz de la aparición del género musical que acuñaba el mismo nombre. Dicho género dio origen a una subcultura propia a la que acompañaron movimientos literarios, artísticos, ideológicos e incluso políticos, y que hoy vuelve a resurgir con fuerza, sobre todo a nivel decorativo.
El grunge es una postura anticomercial y contracultural que rechaza el efectismo y la artificialidad en favor de las apariencias desaliñadas, desenfadadas y rebeldes. Los aficionados al grunge suelen vestir con vaqueros rotos, camisas escocesas abiertas y zapatillas viejas. Se trata, en definitiva, de una forma de entender la vida que, como no podía ser de otra forma, también se ha aplicado a la decoración de interiores.
La decoración grunge, muy de moda en los lofts de las grandes capitales, se inspira en los ambientes callejeros. Esto promueve el empleo de elementos decorativos tan variopintos como monopatines, banderas, conos, señales de tráfico o graffitis para prestar a la casa un aire informal y despreocupado.
Asimismo, la cultura grunge es una ferviente defensora del reciclaje, lo que provoca que en sus decoraciones se utilicen muchas veces los palets como mesitas de noche, mesas de centro, lienzos, separadores de ambiente, etc. No en vano, la madera y el metal son sin duda los materiales más empleados en las ambientaciones de estilo grunge, donde predominan los muebles con efectos decapados y envejecidos, así como todo tipo de complementos y muebles vintage.
Todo ello provoca que podamos encontrar espacios en los que la combinación de elementos nuevos pero imperfectos, con otros de segunda mano o que tengan tiempo, ayuden a construir espacios desenfadados e informales. En definitiva, los muebles grunge darán lugar a espacios con personalidad propia.
La pluralidad de colores es otra de las principales características del estilo decorativo grunge, que huye de las ambientaciones monocromáticas para apostar por una diversidad de colores llamativos con el fin de realzar el ambiente de cada estancia, lo que permite que sea el propio dueño de la casa el que pinte las paredes, que en muchas ocasiones se convierten en grandes lienzos donde dar rienda suelta a la creatividad de cada uno.
Además, las imperfecciones que podemos encontrar en los muebles y los diferentes elementos decorativos también las podemos encontrar en las paredes, debido a los "fallos" o "claros" que son comunes en este tipo de pinturas. Pero si hablamos de paredes no podemos pasar por alto que hay tendencias que optan por dejar las paredes con el ladrillo desnudo.
Los graffitis, las telas estampadas y las paredes desconchadas son muy frecuentes en este tipo de decoraciones, donde también suelen abundar las hamacas colgadas, los puffs o los baúles decorativos, así como las alfombras, que son las encargadas de dar ese punto acogedor al lugar . En última instancia, las bombillas al descubierto acaban de otorgar a los ambientes grunge ese toque desaliñado e informal que tantos adeptos está ganando últimamente en ciudades de todo el mundo.