No hay duda de que el estilo vintage está presente en cada vez más aspectos de nuestra vida, y como no podía ser de otra forma, también ha emergido con fuerza en el mundo de la decoración. El estilo vintage se inspira en las tendencias propias de mediados del siglo XX, y es sinónimo de elegancia clásica, romanticismo y diseños antiguos.
El estilo vintage puede asumir por completo la personalidad decorativa de una casa o simplemente salpicar de forma elegante viviendas modernas y vanguardistas, ayudando a crear en las mismas sugerentes mezclas de estilos. En la decoración vintage predominan tonalidades suaves como el blanco roto o el beige, aunque también puede incorporar piezas o accesorios de llamativos colores como el rojo, el lila o el dorado.
Los muebles vintage son piezas de marcado estilo provenzal con formas curvas y preciosos acabados. Las sillas, sofás, mesas o recibidores de esta corriente evocan la belleza y majestuosidad propias de la alta nobleza británica y francesa. Pero no todo lo vintage tiene por qué ser refinado. También puede resultar desenfadado, joven y natural. Para ello, existen cuadros retro de temáticas antiguas u originales detalles como teléfonos antiguos, gramófonos, baúles, cestos de mimbre o relojes de pared laterales que ayudarán a conseguir resultados decorativos más amenos. Y es que el estilo vintage puede adaptarse por completo a nuestro gusto y personalidad.
Del mismo modo, la decoración vintage se presta a la utilización de muebles de forja y preciosos efectos patinados y decapados para otorgar una apariencia antigua a la madera, sin duda el material más empleado en este estilo. También es frecuente la decoración de paredes con papel pintado de llamativos estampados, así como bonitos espejos de color dorado, plata o bronce para los ambientes más clásicos, o fantásticos montajes fotográficos en blanco y negro o salmón para las viviendas de carácter joven. Los rombos, rayas y corazones son a su vez recursos bastante comunes en las casas vintage más joviales.
Por otra parte, los textiles en forma de cortinas, cojines o edredones pueden abarcar desde tonos pastel hasta colores más vivos de acabados brillantes. En esta misma línea, no pueden faltar alfombras de lana en el suelo que presten calidez a la casa en los meses fríos y acompañen cromáticamente al resto de elementos de la estancia, así como tampoco plantas y flores naturales o secas que aporten colorido y frescura al ambiente.
Por último, el estilo vintage llega incluso hasta el cuarto de baño, apostando por la eliminación de las mamparas en favor de grandes bañeras totalmente descubiertas en el centro de la estancia.
Ayúdate del estilo vintage para prestar a la decoración de tu hogar un toque diferente y original.