Una de las mejores formas de dar a nuestra casa un toque cálido y confortable es a través de la colocación de muros o paredes de piedra en la decoración interior. Un recurso muy de moda entre los principales decoradores y diseñadores de espacios por sus múltiples posibilidades y ventajas a nivel decorativo. Y es que las paredes de piedra encajan en casi todos los estilos, desde el industrial hasta el moderno, pasando por el colonial o, por supuesto, el rústico o campestre. Además, hoy en día, gracias a los avances en la fabricación de materiales, podemos elegir entre piedra natural o sintética, dependiendo de nuestros gustos y, sobre todo, del presupuesto disponible.
Los muros de piedra se utilizan mucho en viviendas de estilo rústico, especialmente en casas rurales o de campo, donde la piedra se integrará a la perfección en el entorno, permitiendo con ello su colocación en estancias completas. No obstante, también se adapta muy bien a espacios actuales e innovadores. En este caso, se recomienda usar la piedra con moderación, a modo de pequeñas pinceladas. Podemos, por ejemplo, hacer con ella una o como máximo dos paredes de una estancia, buscando un original contraste con otros elementos más modernos y vanguardistas para lograr una atractiva ambientación ecléctica.
Por otra parte, si bien hace años el uso de la piedra se limitaba a espacios muy concretos como la chimenea o la escalera, hoy una pared o muro de piedra puede estar presente en cualquier estancia de la casa, aunque su lugar más idóneo es sin duda el salón-comedor, por ser el corazón del hogar y el espacio de ocio y esparcimiento por excelencia. Eso no significa que no pueda emplearse para dar un aire más confortable y desahogado a un dormitorio (su colocación en la pared del cabecero dará un aspecto muy acogedor a la habitación), el recibidor, la cocina o incluso el cuarto de baño.
Respecto al tipo de piedra, y a pesar de que la artificial avanza a pasos agigantados en cuanto a tamaños, formas, colores y texturas, la natural presenta un aspecto mucho más elegante, atractivo y, en definitiva... natural, que es al fin y al cabo lo que se busca. Sin embargo, el elevado coste de piedra natural comparado con el de la artificial convierte en algunos casos a la primera en una opción casi prohibitiva. Eso sí, en caso de decidirte por la primera, te garantizamos que el resultado valdrá la pena.