A veces pensamos en redecorar o renovar la apariencia de nuestro hogar, pero no tenemos suficiente ánimo ni presupuesto para meternos en obras o reformas. Por suerte, en muchas ocasiones una simple pero estudiada mano de pintura será suficiente para obtener sorprendentes resultados que harán que nuestra casa cobre un aspecto totalmente distinto.
Una acertada elección de colores puede ayudar a alejar visualmente una pared de otra, aumentando de este modo la sensación de espacio de una estancia o pasillo. En este sentido, los colores fríos como el verde, el gris o el azul reforzarán la sensación de amplitud de una habitación. Asimismo, pintando el techo de blanco o de un color más claro que el de las paredes ganaremos sensación de altura. Por este motivo, es recomendable huir en la medida de lo posible de los colores oscuros para el techo, que producirán un efecto cueva nada acogedor.
Unificar o separar espacios según nuestros gustos y necesidades son otra de las posibilidades que nos ofrece la pintura. Apuesta por una elegante combinación de colores para conferir personalidad propia a un dormitorio, empleando en otros una gama cromática distinta que refuerce la diferencia entre ambos. Además, la pintura también puede utilizarse para resaltar un pilar o algún otro elemento de una estancia, o incluso para crear falsos zócalos en la zona inferior de la misma.
Para las habitaciones infantiles podemos emplear pinturas quitamiedos o antimanchas. Las primeras brillan y resaltan los detalles en la oscuridad, mientras que las segundas repelen la suciedad y tapan las manchas de rotuladores, lápices, etc. De esta forma, si los niños pintan sobre ellas un garabato bastará con pasar una bayeta para hacerlo desaparecer.
Otra posibilidad es apostar por la pintura decorativa en cualquiera de sus vertientes. Mediante acabados metálicos o brillantes, reflejos nacarados o texturas de piedra natural, por poner solo algunos ejemplos, prestaremos a la decoración de la casa nuestro toque más personal. También podemos ir un poco más allá y apostar por las paredes perfumadas. Sí, has leído bien: existen pinturas con esencias naturales de lavanda, limón y otros tipos de aromas semejantes que desprenden olor lentamente, dando lugar así a fascinantes espacios aromáticos. Del mismo modo, también hay en el mercado pinturas especiales destinadas a absorber los malos olores (fritos, grasas, tabaco, etc.), que resultan muy recomendables para mantener una adecuada atmósfera en la cocina.
Por último, especialmente indicadas para estancias como el cuarto de baño, existen pinturas antialergia cuya composición evita la proliferación de hongos y bacterias en general, así como pinturas aislantes que impiden la aparición de manchas de humedad y moho.
Como ves, la pintura nos abre un mundo de posibilidades para decorar la casa con estilo, sin dejar de lado la funcionalidad.