El ajetreado ritmo de vida que llevamos hoy en día nos lleva a veces a la necesidad de pedir un 'tiempo muerto'. Y no es que sea un capricho, todo lo contrario. Se trata de un descanso que, como personas que somos, merecemos si queremos recargar las pilas de vez en cuando. Pero obviamente no siempre disponemos del tiempo o el presupuesto necesario para hacer una escapada a una casa rural o a una paradisíaca isla situada en mitad del Pacífico. ¿Cuál es la solución entonces? Bien, nosotros apostamos por crear tu propio espacio de relax en casa. Un rincón para relajarse en el que disfrutar de la calma y la paz a cualquier hora del día y en cualquier momento del año. ¿Difícil? Sí, pero no imposible.
¿Qué necesitamos? Para empezar, un poco de espacio (en el sentido más literal del término). Si es una estancia completa, por pequeña que sea, mejor, y si es grande, mejor que mejor. Y si no disponemos de una habitación entera, siempre podemos buscar un rincón libre que, con un poco de imaginación, podemos localizar en el salón-comedor de la casa o en uno de los dormitorios. La habitación principal suele ser, por tamaño, la mejor candidata para ello, pero también puede serlo el 'despacho' o, para entendernos, ese cuarto multiusos que hay en algunas casas y solemos utilizar para hacer de todo un poco (zona de estudio o trabajo, habitación de plancha, etc.).
Una vez localizado el espacio a utilizar, es momento de darle forma a tu rincón de relax. A ese sitio en el que olvidarte de todo por unos minutos u horas y, de algún modo, volver a nuestros inocentes y despreocupados días de infancia. Lo principal es encontrar un elemento en el que puedas sentarte cómodamente. Un columpio, un sillón colgante, una mecedora, un sillón de diseño... lo que prefieras. Donde te sientas más a gusto. Nuestro consejo es un sillón colgante de ratán natural o sintético, ya que además de permitirte disfrutar de un suave y agradable balanceo, dará a tu decoración un atractivo toque boho chic. Asimismo, también lucirá muy bien en la terraza o el balcón, donde puedes trasladar tu particular espacio de relax cuando llegue el buen tiempo.
Todo llegará. De momento, volvamos al interior. Una buena idea puede ser acompañar este asiento de un pequeño mueble librero o de un revistero en el que colocar tus libros o revistas favoritas y tenerlos a mano siempre que quieras disfrutar de un apacible rato de lectura. En este sentido, si necesitas de un poco de intimidad, tanto visual como sonora, y no te queda otra que acomodar el 'rincón de pensar' en una estancia no exclusiva para ello, en la que es posibles que estén otras personas, puedes (y casi debes) ayudarte de uno o varios separadores de ambientes, elementos indudablemente que te ayudarán a aislarte un poco mejor. Si esto no es suficiente, siempre tienes la posibilidad de recurrir a elementos sobradamente conocidos, como tapones para los oídos e incluso un antifaz.
Otro elemento muy interesante, si aún te queda espacio, puede ser un puff, almohadón o cojín grande sobre el que poder recostarte o directamente acostarte, si es lo que te pide el cuerpo. Y por último, debajo de todo lo mencionado, no puede faltar una suave alfombra, cuanto más grande mejor, para dar una mayor sensación de confort y calidez a este espacio tan personal, cada vez más necesario para reencontrarte de vez en cuando contigo misma/o.