Los taburetes son unos complementos muy útiles tanto a nivel funcional como decorativo. Pueden colocarse, por ejemplo, junto a una clásica barra americana. También pueden usarse junto a una mesa alta y, por supuesto, para completar el conjunto de un original mueble-bar. Los taburetes ofrecen mil y una posibilidades, y sin duda aportan un alto valor añadido a todo tipo de salones.
Los taburetes clásicos están fabricados a base de madera y cuentan con unas prácticas barras horizontales para apoyar los pies, pero hay mil tipos más. Asimismo, pueden ser guardados bajo una mesa o barra, lo que nos permite ahorrar en espacio cuando nos les demos uso. Suelen presentar formas rectas y un asiento totalmente plano, carente de respaldo o reposabrazos, pero, como decimos, la variedad de opciones es muy amplia. También suelen contar con cuatro patas y una forma progresiva que hace que el taburete sea normalmente más ancho en su base que el propio asiento. Un accesorio digno del mejor western que, no obstante, dependiendo del modelo, puede adaptarse también a los ambientes más modernos y contemporáneos.
Otra posibilidad que ofrecen estas piezas es la de completar la mesa principal del comedor o la mesa de centro del salón. Una función obvio, pero que a menudo es olvidada. Los taburetes son perfectos para esas ocasiones en las que, debido a las visitas, necesitamos disponer de uno o varios asientos de más para dar cabida y asiento a todo el mundo. Se trata, en definitiva, de piezas tremendamente prácticas, no exentas de belleza y personalidad, que por lo general resultan muy económicas en comparación con otros muebles. Por todo ello su presencia es imprescindible en cualquier hogar, sea del estilo que sea.